El famoso episodio bíblico del Éxodo en el que las aguas del mar Rojo e abren para facilitar la huida de los israelitas de Egipto tiene una explicación científica. Moisés tuvo la ayuda de unos fuertes vientos de unos 101 km/h que soplaron durante la noche, y que habrían retirado las aguas y creado un pasaje de tierra. Así lo señala un artículo publicado en la revista PLoS ONE.
Sus responsables, de la Universidad de Colorado y el NCAR Earth System Laboratory, ambos en Boulder (EE.UU.), realizaron simulaciones por ordenador de diferentes localizaciones y profundidades de las avenidas de agua del Delta del Nilo que pudieron existir en la época de Moisés.
Según el principal firmante del artículo, Carl Drews, las simulaciones encajan bastante con el relato: «la separación de las aguas puede entenderse mediante dinámica de fluidos. Los vientos mueven el agua de una forma acorde a las leyes de la física, creando un pasaje seguro con agua a ambos lados y luego permitiendo abruptamente al agua volver».
Redacción QUO