No exactamente. Lo que sí hubo desde finales del siglo XIX fueron establecimientos que se utilizaron más como refugio del intenso frío ruso que como lugar de consumo de bebidas o de socialización. Estos locales solían ser casas de té o bares de vodka, y contaban con sistemas de calefacción central. Durante la época comunista, parte de las tuberías de los sistemas de calefacción se dejaron al descubierto en el exterior de los edificios, para calentar un poco la calle.
Redacción QUO