El terremoto registrado el pasado 11 de marzo en Japón ha generado ríos de tinta, pero es difícil sacar algo en claro. Para contar con mayor perspectiva, que mejor que hacer las cinco preguntas más urgentes a un especialista como Luis Enrique Herranz, Investigador en Seguridad Nuclear de CIEMAT:
Japón, 11 de marzo de 2011, ¿Qué pasó en las centrales nucleares?
El terremoto provocó el apagado automático de los reactores nucleares. Una vez se detuvo esta fisión, aún quedaba una energía residual procedente de los productos que se crearon durante la misma. Esta energía, aunque desciende exponencialmente con el tiempo, ha de ser evacuada mediante sistemas apropiados de refrigeración. Estos sistemas precisan de energía eléctrica para su funcionamiento, que fueron inhabilitados, primero por el terremoto (líneas externas de corriente) y, posteriormente, el tsunami hizo lo propio con los sistemas diesel de apoyo. Actualmente, la mayor parte de unidades cuentan con alimentación eléctrica a través de generadores diesel, bien del propio emplazamiento o móviles, y, en aquellos sitios donde los sistemas de refrigeración no han podido ponerse en marcha, se está procediendo a la inyección de agua de mar y boro, como sistema de refrigeración de emergencia.
Por fortuna, las centrales cuentan con sistemas pasivos de refrigeración, que proporcionaron un enfriamiento del núcleo hasta que llegaron las unidades móviles para producir electricidad. Entonces, se intentaron arrancar los sistemas de refrigeración, acción que tuvo éxito en las unidades 2 y 3 de la central de Fukushima-Daiichi, pero que no fue suficiente para la central 1.
¿Y qué pasó con la unidad 1? ¿Pudo enfriarse también?
Como medida preventiva se procedió a aliviar la presión de la contención de forma controlada. El problema es que durante este alivio de presión, se produjo una explosión de hidrógeno, que hizo que se perdiera el edificio exterior de la contención, pero no la contención primaria, donde está contenida la radioactividad de todo el sistema.
¿Qué «se ha roto» concretamente en las centrales de Japón?
Las centrales nucleares, habitualmente, tienen dos tipos de contención: la primaria y la secundaria. En la primaria, se alberga toda la radioactividad de la central, es la más importante, donde se encuentra la vasija del reactor y el sistema de refrigeración, es decir, todo el material radioactivo. La secundaria, es la que «se ha roto» en las plantas de Japón, donde no existía más que fracciones pequeñas de radioactividad.
¿Cómo está en estos momentos la situación?
He de decir que Japón ha aplicado el protocolo de forma ejemplar. Actualmente, de las 13 plantas que han estado afectadas de forma grave, la situación está controlada en casi todas ellas. La unidad 1 y 3 de Fukushima-Daiichi son las más afectadas, y para refrigerarlas se está usando agua de mar y boro, que no permite que se vuelva a producir la reacción de fisión. El resto, se están refrigerando mediante motores diesel, en unos casos desde la propia central y en otros mediante diesel móviles.
¿Cómo es la seguridad en las centrales españolas?
Para que os hagáis una idea, las centrales de Japón son muy similares a las de Santa María de Garoña. En los indicadores internacionales de seguridad de las centrales nucleares, Garoña está entre las mejores de las 441 centrales que existen en el mundo y en particular, respecto a los límites establecidos por la legislación para medir cuán frecuente pueden ser esos sucesos que dañen a núcleo, Santa María es entre 10 ó 100 veces más segura que lo que obliga la propia ley.
Además, se podría decir que nuestras centrales son aún más seguras. Al no estar en terreno donde puedan producirse temblores de semejante magnitud, ni en un lugar donde se den condiciones adversas, nuestras centrales, perfectamente diseñadas para soportar una tragedia como la de Japón, tienen un 10 en seguridad.
Redacción QUO