El mundo de los transgénicos coge cada vez más popularidad. Unos los detestan, otros los adoran, otros experimentan mientras se sirve la polémica. En este caso han sido un grupo de científicos chinos, quienes han tenido la peculiar idea de introducir a 300 vacas lecheras genes humanos ¿El fin? Conseguir que la vaca, como la canción, no solo «dé leche toda la semana», sino leche humana con un alto contenido nutricional muy ventajoso para la salud que reduciría el riesgo de infecciones y además ayudaría en la etapa de crecimiento de los bebés.

Para poder realizarlo, los científicos chinos recurrieron a la habitual técnica de clonación para introducir en el ADN de las sorprendidas vacas lecheras genes humanos. Primero introdujeron el ADN en el embrión de la vaca y luego se lo implantaron a esta.

Parece hasta un juego de niños. La proteína introducida en el núcleo se llama lisozima, presente no solo en la leche humana sino también en otros líquidos de nuestro cuerpo como la saliva y las lágrimas. La lisozima funciona en los bebés los primeros días tras su nacimiento como antimicrobiótico natural.

Estos científicos consideran que la opción es toda una salida para la alimentación de los más pequeños, por lo que andan buscando vías de financiación para poder tener el proyecto preparado para dentro de una década. Según ha declarado uno de los responsables del experimento, Ning Li de la Universidad Agrícola de China, «la leche sabe exactamente igual» que la normal.

En Europa hubiera sido imposible realizar este cóctel de genes humanos y de vaca dada la legislación al respecto, pero en China, por lo que parece, no hay tanto problema. Muchos son los que se han quedado perplejos ante el atrevimiento de los investigadores chinos, pero otros, como la heladería The Icecreamer, de Londres, ya pueden volver a plantearse si sacar al mercado el helado de leche materna.

Una vez más, los transgénicos dejan servida la polémica.

Redacción QUO