También nuestras inocentes mascotas se lo pasan pipa mientras duermen. En diversas investigaciones realizadas con perros y gatos (Kinsey y Cols, Kart Lash­ley y Ford, y Beach, entre otros) se han observado conductas de carácter sexual mientras dormían: erecciones, poluciones nocturnas, movimientos del cuerpo simulando la cópula, vocalizaciones relacionadas con la expresión de placer, hinchazón y lubricación vaginal o tumescencia genital. Estos hallazgos son una prueba más de que las ensoñaciones eróticas tienen generalmente un componente filogenético cla­ro y de que pertenecen al desarrollo evolutivo y adaptativo de nuestra especie.

Redacción QUO