No existe ninguna evidencia histórica de la existencia de las ciudades de Sodoma y Gomorra que, según el relato bíblico, fueron destruidas por mandato divino, debido al depravado estilo de vida de sus habitantes.

Pero, hace unos años, arqueólogos de la Trinity Southwest University (una institución cristiana, cuyas titulaciones no tienen validez oficial), propusieron la hipótesis de que la antigua ciudad de Tall el-Hammam, cuyas ruinas se encuentran en el territorio de la actual Jordania, pudieron haber servido de inspiración para le mito de Sodoma.

Por supuesto, como sucede en el resbaladizo terreno de la llamada arqueología bíblica (aquella que pretende encontrar evidencias que apoyen lo narrado en el libro sagrado), semejante hipótesis fue recibida con escepticismo. Y, ahora, los mismos autores de aquella teoría, afirman que han encontrado evidencias arqueológicas de que la zona donde se encuentran dichas ruinas fue arrasada por el impacto de un meteorito.

No es la primera vez que esta hipótesis se propone. Ya en enero de este mismo año, arqueólogos de la Universidad de Bristol dijeron que habían descifrado una tablilla cuneiforme, encontrada en el siglo XIX, y cuya antigüedad aproximada fue datada en el años 3.100 antes de Cristo. En la misma se describiría el hipotético impacto de un meteorito que se habría producido en la cuenca mediterránea.

De momento, lo único seguro es que, con meteorito o sin él, Sodoma sigue siendo un simple mito bíblico, cuya existencia aún está muy lejos de ser probada. Si es que alguna vez existió.

Fuente: Newsweek.

Vicente Fernández López