A sus 90 años, el maestro italiano Ennio Morricone ha anunciado su retirada. El músico ha sido uno de los más grandes compositores de bandas sonoras de la historia del cine, junto a otras figuras como Miklos Rosza, Nino Rota, Henry Mancini, Elmer Bernstein o Jerry Goldsmith. Habrá quien incluya también a John Williams pero, personalmente, confieso que nunca he sentido especial devoción por sus características “fanfarrias” (y quien escuche los temas de «Superman», «Star Wars» o «Indiana Jones», entenderá a qué me refiero).

Morricone ha compuesto las bandas sonoras de más de doscientos filmes y series de televisión y ha ganado dos premios Oscar: uno honorífico y otro por la partitura de «Los odiosos ocho». Curiosamente, uno de sus trabajos menos brillantes.

Con motivo de su retirada, recordamos aquí algunas de sus inolvidables composiciones. Advertimos antes de comenzar, que hemos excluido de esta recopilación algunas de las más famosas, como las de «La misión» o «Érase una vez en América» que, aunque maravillosas, son quizás excesivamente populares.

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LA MUERTE TENÍA UN PRECIO (1965)

Morricone alcanzó la fama internacional a raíz de su colaboración son Sergio Leone en los tres filmes fundacionales del spaguetti western: «Por un puñado de dólares», «La muerte tenía un precio» y «El bueno el feo y el malo».

Sus BSO para estas películas redefinieron la manera de compone música para westerns. Y si hemos elegido esta de entre las tres, es porque en su momento se vendieron tres millones de copias de este disco. Todo un récord para su época.

AGÁCHATE MALDITO (1970)

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Otra colaboración con Leone. El filme era un western ambientado en la revolución mexicana, Protagonizado por James Coburn y Rod Steiger. Y, pese a ser uno de los filmes más violentos de su director (sino el que más), Morricone compuso para la cinta un tema tan lírico y bello, que resulta imposible olvidar sus acordes.

QUEIMADA (1970)

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El director Gillo Pontecorvo utilizó los esquemas y la estética del spaguetti western para este filme, que era un alegato contra el colonialismo. Marlon Brando interpretaba a un aventurero a sueldo del gobierno británico que, a principios del siglo XIX, organiza una revolución en una isla antillana dominada por los portugueses, para instaurar un gobierno títere a sueldo de Londres. El personaje de Brando era un nada disimulado reflejo de los modernos agentes de la CIA.

Esta banda sonora compuesta por Morricone revela influencias de a música africana y de las Antillas y su tema principal es tan vibrante como contundente.

SACCO Y VANZETTI (1971)

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Este fue uno de los filmes político más emblemáticos de la década de 1970. Narraba la historia del juicio que se celebró en Nueva York a principios del siglo XX, contra dos anarquistas de origen italiano, que fueron condenados a muerte por un atentado que no habían cometido.

Entre todos los temas que Morricone compuso para esta genial banda sonora, destacan La balada de Sacco y Vanzetti y Here´s to you, cantados nada menos que por Joan Baez.

NOVECENTO (1976)

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A Morricone se le suele vincular generalmente con el western. Pero, fuera de este género, el compositor puso en numerosas ocasiones su talento al servicio de los más comprometidos filmes políticos de su época. Y la obra cumbre de esa tendencia es probablemente la hermosísima BSO de este filme de Bernardo Bertolucci, que glosaba en clave épica la lucha obrera en Italia, durante la primera mitad de siglo XX.

EL EXORCISTA II (1977)

Esta secuela de la mítica película de William Friedkin, tiene muy mala fama. Sus detractores dicen incluso que la música de Morricone parece más apropiada para un western que para un filme de terror. Y, probablemente, sea cierto. Pero nadie puede negar que el tema es bellísimo. Es Morricone en estado puro. Y hasta Quentin Tarantino lo recuperó y lo incluyó en una escena de Los odiosos ocho.

CINEMA PARADISO (1989)

Había dicho que no pensaba incluir sus bandas sonoras más célebres. Pero me ha sido imposible resistirme a la tentación de incluir el tema principal de este conmovedor filmede Giuseppe Tornatore.

Al escuchar esta melodía, resulta difícil evitar que el corazón se encoja en el pecho, al recordarla escena en la que el protagonista ve el montaje con todos los besos de cine censurados.