En el año 2006, investigadores rusos encontraron cerca de Kaliningrad, doce fosas comunes con los restos de 600 soldados franceses, que formaron parte del ejército con el que Napoleón invadió Rusia. Y, de entre todos aquellos huesos, hubo uno que llamó especialmente la atención de sus descubridores.

Se trataba de un cráneo con marcas que revelaban que el individuo había sufrido una grave herida en su rostro. Probablemente, causada por un sable.

Ahora, un equipo de especialistas del Paris Sciences et Lettres (PSL) Research University, ha realizado una reconstrucción a partir de dicho cráneo, para revelar como pudo ser el rostro de aquel soldado anónimo.

Según los investigadores, se trataba de un hombre joven de entre 25 y 27 años de edad. Y pese a lo aparatoso de la herida que sufrió, no murió a causa de ella. El estudio del cráneo muestra que el hueso había comenzado a cerrarse. Así que los autores del estudio piensan que este soldado murió a causa del frío, o de la epidemia de tifus que se cebó con el ejército napoleónico.

Fuente: LiveScience.

Vicente Fernández López