En el siglo I ya existía la costumbre en Roma de fijar en el foro las Acta Diurna, en la que se informaba a los ciudadanos de las cosas de interés que habían sucedido y de las que iban a pasar en breve.La primera hoja impresa se publicó en 1529 en Viene para pedir a sus habitantes ayuda para enfrentarse a los turcos, que asediaban la ciudad.
En el sentido actual del término, el primer periódico nació en Colonia de la mano de Michael van Isselt. Se llamaba Mercurius Gallo-Belgicus, tenía solo una hoja y sirvió de modelo a los diarios que nacieron después. De hecho, se conocían como «mercurios», en alusión al nombre de la cabecera en la que se inspiraban. El English Mercurie vio la luz en 1588 y el Mercurius Britannicus en 1632. Este último tiene el «privilegio» de haber sido el primer en sufrir la censura de las autoridades, que le prohibieron «dar noticias extranjeras». También fue el primero en ganar la batalla de la libertad de prensa. En 1641 el juez dictó la siguiente sentencia: «La libertad de prensa es nuestra libertad».
Las hojas volantes que eran los primeros periódicos cundieron en España a lo largo del siglo XVII. Pancracio Celdrán cita en su Historia de las cosas los Avisos de Jerónimo de Barrionuevo, que ofrecía todo tipo de informaciones, desde crónicas taurinas, pasando por la información meteorológica, hasta las noticias del corazón. Así comenzaba la crónica de una boda: «Don Fernando Ruiz Contreras se casa con la condesa de Lapilla. Es navarra, moza de veinticinco años, mujer rica y hermosa y sobre todo paridera, que es lo que quiera tener don Fernando para tener sucesión».
Redacción QUO