La depresión se trata de un trastorno que tiene como síntomas principales un estado de ánimo bajo y dificultad o pérdida de interés para disfrutar, pero con frecuencia también presenta otros efectos, como alteración del sueño, fatiga, pérdida de energía y trastornos del apetito, entre otros. Además de enfermedades asociadas a la depresión, hay ciertas somatizaciones, como es precisamente la caída del pelo.
A eso se añade que cierta dejadez que nos invade haga que nuestra dieta no suela ser la más adecuada, y que la ingesta de hierro y proteínas sea deficiente. Así que nuestro cuerpo tiene que buscar esos recursos nutritivos por todas aquellas zonas que son consideradas menos prioritarias, y esto afecta, entre otros, al ciclo de vida normal del cabello.
En otras ocasiones, los tratamientos que se recetan para combatirla también pueden afectar al cuero cabelludo, especialmente los que incluyen antidepresivos triciclicos. Pero una vez que se supera la depresión, el pelo vuelve a crecer.
Redacción QUO
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