El comportamiento sexual compulsivo, también conocido como hipersexualidad, es una conducta que es difícil de controlar, causa angustia, afecta negativamente salud, trabajo, relaciones…

Las causas pueden ser numerosas y no siempre están claras, aunque sí se sabe que pueden incluir un desequilibrio de las sustancias químicas naturales del cerebro.

De hecho, ciertos químicos del cerebro como la serotonina, la dopamina y la norepinefrina ayudan a regular nuestro estado de ánimo y los niveles altos pueden estar relacionados con el comportamiento sexual compulsivo. Por ello no es extraño que determinados fármacos, que influyen en los neurotransmisores puedan provocar un incremento en el deseo sexual.

Ciertas enfermedades o problemas de salud, como la epilepsia, pueden causar daño a partes del cerebro que afectan el comportamiento sexual, provocando conductas hipersexuales. Además, el tratamiento de la enfermedad de Parkinson con algunos medicamentos agonistas de la dopamina puede causar un comportamiento sexual compulsivo.

El bupropión, por ejemplo, tiene efectos sexuales incluyendo aumento de la libido, intensidad del orgasmo y excitación. Se ha utilizado como un antídoto para la disfunción sexual inducida por drogas.

La venlafaxina, un inhibidor de la recaptación de serotonina y norepinefrina (IRSN), se usa en el tratamiento del trastorno depresivo mayor, en ansiedad generalizada, ansiedad social y trastorno de pánico. En general, los efectos secundarios de la venlafaxina incluyen disminución de la libido y la excitación, similares a otros antidepresivos que inhiben la recaptación de serotonina. Pero hay casos en los que el efecto es opuesto. Un estudio, publicado en Journal of Clinical Psychopharmacology, analiza el caso de una paciente que experimentó un aumento en la libido asociado con venlafaxina, efecto que requirió un cambio de terapia para su depresión y ansiedad.

Juan Scaliter