¿Estarías dispuesto a que te enterrasen a lo largo de una larga carretera o autopista? Puede parecer extraño pero se trata de una de las propuestas que ha lanzado un importante experto en salud pública del Reino Unido, John Ashton, ante la futura y cercana falta de espacio en los cementerios del país. Solo en Gran Bretaña, por ejemplo, dentro de 5 años comenzará a haber problemas para poder enterrar los cuerpos de los fallecidos… no hay sitio para todos. Así que hay que buscar nuevas opciones para pasar al «otro lado» y, en la medida de lo posible, de la manera más verde que se pueda: «En Inglaterra y Gales hay una media de entre 500.000 y 600.000 muertes al año. Así que si todos hubieran elegido la opción de un bioentierro, se habrían llegado a plantar medio millón de árboles«, destaca Ashton en una entrevista a The Guardian.

De esta manera, con el uso de materiales biodegradables a la hora del entierro, el finado se convierte en alimento para el árbol y se convierte en una nueva vida. Pero lo que ha chocado de la propuesta es dónde se producirían esos entierros. Ashton considera que sería bueno plantar estos árboles a lo largo de las carreteras, vías férreas y senderos, usando terrenos que no van a tener una utilidad real próxima: «Es necesario que ampliemos nuestra visión estratégica para los lugares de entierro verdes, para así recuperar el terreno ganado a las ciudades. Debería convertirse en un requisito para la construcción de nuevas vías, para que se incluyeran corredores lineales de bioentierros», propone Ashton.

A pesar de que la cremación ha ayudado a aliviar la situación de los campos santos, el proceso requiere un gran consumo de energía y contribuye a la contaminación del aire, y además, luego muchas de esas urnas acaban enterradas igualmente. Y quienes optan por el entierro habitual, acaban contaminando el suelo donde acaba el ataúd con los químicos del embalsamiento. Incluso muchos ataúdes no son biodegradables, por lo que la situación es peor: «Es hora de replantearse las raíces de los entierros y conectarlos a una nueva visión de un planeta apto para las generaciones futuras», concluye Ashton.

¿Os gusta la idea?

Fuente: Science Alert

Alberto Pascual García