1.-Verificación. La primera prioridad sería descartar que la señal hubiera sido producida por interferencias de satélites o de las propias instalaciones de Arecibo. Por eso, los científicos del SETI se pondrían en contacto con otros observatorios, como el de Chibolton en Inglaterra, para confirmar que ellos también recibieron la señal.
2.-Alerta. A través del director de la NASA, los investigadores del SETI informarán al presidente de los Estados Unidos y al secretario de estado.Luego a la Secretaría General de la ONU. Y con la Unión Internacional de Telecomunicaciones se restringiría el uso de la frecuencia en la que se captase la señal para evitar interferencias. El protocolo prohíbe además cualquier injerencia militar en el asunto salvo que haya un riesgo evidente para la seguridad del planeta. Por eso, serán los científicos quienes gestionen la situación.
3.- Anuncio público. El protocolo rechaza cualquier tipo de ocultación. Por eso, tras un período de tiempo prudencial para verificar el auténtico orígen extraterrestre de la señal recibida, la noticia se comunicará en una rueda de prensa celebrada en el cuartel general del SETI, en Berkeley (California). Se estipula además que el honor de anunciar la noticia al mundo le corresponderá al descubridor de la señal.
4.-Divulgación. La voluntad de trasparencia de la que hace gala el protocolo obliga además a facilitar toda la información relativa al hallazgo a los principales organismos científicos internacionales, entre ellos, la Federación Astronáutica Internacional, el Comité para la Exploración Espacial y a todos los investigadores particulares que la solicitasen.
5.- Prohibido responder. Al margen de que la señal pudiera ser descifrada o no, se prohibe contestar con otro mensaje hasta que no lo decida un comité creado expresamente para este fin.
6.- El comité. El SETI propondría crear un organismo al margen de la ONU, que gestione la crisis extraterrestre. En él estará representado el mayor número posible de naciones a través de sus científicos y pensadores. No habrá en ese comité representantes oficiales de ninguna religión, pero incluirá teólogos independientes.
Redacción QUO