No parece fácil, como pretenden las fuerzas de seguridad de Río de Janeiro, Brasil, arrancar de la cultura carioca el desenfreno de las fiestas de música funk que, según las Autoridades del país sudamericano, transmiten una imagen que puede resultar degradante tanto para el conjunto del país como, más concretamente, para la mujer.
La razón que aducen es su contenido extremadamente violento, sensual y sexual. Para ofrecer opciones asequibles a los más desfavorecidos, mientras la policía se dedica denodadamente a desmantelar estos eventos, que se suelen llevar a cabo en los barrios más marginales, durante este mes de julio también celebridades del mundo editorial se están reuniendo en las numerosas favelas de la ciudad para celebrar el llamado Festival Literario Internacional de Paraty.
Como alternativa al derroche de sexualidad, los promotores de esta novedosa propuesta apuestan por exhibir los placeres de la literatura y descubrir el talento de sus gentes.
Redacción QUO
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