Un equipo de investigadores dirigido por la geoquímica Andrea Koschinsky, de la Jacobs University, de Bremen (Alemania) ha venido a sacudir nuestro concepto del líquido elemento. En dos fumarolas negras situadas a 3 kilómetros bajo el Océano Atlántico han observado cómo el agua que brota de ellas, cuando supera los 407º C y bajo una presión de 300 bar, adquiere un estado llamado “supercrítico”.
Koschinsy explica a Quo que “un fluido supercrítico tiene propiedades a medio camino entre las de un gas y las de un líquido. Ello le permite diluir y transportar sustancias, como gases y minerales procedentes del subsuelo, con muchísima eficacia”.
Y señala que lo particular de este descubrimiento, publicado el la revista Geology
es que, aunque esas propiedades se pueden conseguir en procesos industriales, “existen muy pocas zonas de la Tierra en las que se den de forma natural unas condiciones de presión y temperatura tan altas como para que el agua se encuentre en estado supercrítico de forma natural. Este sistema hidrotermal”, añade, “es el primero en el que se han observado este tipo de sustancias de forma directa y se han podido obtener pruebas”. El siguiente paso consistirá en averiguar qué tipo de procesos siguen los gases y minerales desde que se desprenden del subsuelo hasta que salen por las fumarolas negras.
Pilar Gil Villar