El suizo Spetim Saciri ha rizado el rizo inventando un bozal invisible (unas fundas de plástico que se colocan al perro en los dientes), lo último en un invento que comenzaron a usar los romanos en el siglo I a. C. Las familias pudientes incorporaron el perro como elemento de defensa en sus villas e idearon un rudimientario bozal para evitar agresiones indeseadas. En eso no ha evolucionado: su forma es casi igual que la actual.
Redacción QUO
Consumir cannabis puede provocar cambios en el epigenoma del cuerpo humano, según sugiere un estudio…
Las pruebas sugieren que los grandes felinos extintos con dientes de sable conservaban a sus…
La falta de datos de la industria química en la UE impide a menudo evaluar…
El cambio climático podría convertirse en el principal causante del declive de la biodiversidad a…
La vitamina D altera las bacterias intestinales de los ratones y como resultado mejora su…
Los científicos confirman la composición del núcleo interno de la luna, que consiste en una…