Es cierto. En la novela de L. Frank Baum, El maravilloso mago de Oz (1900), los zapatos eran plateados. Fue el productor de la película, Mervin LeRoy, quien decidió cambiar el color para que estos destacasen más en pantalla. Al ser la segunda película rodada en Technicolor, algunos colores se veían con más nitidez que otros. El departamento artístico de la película tardó, nada menos, que una semana en encontrar un amarillo para el famoso camino de baldosas y que este no pareciese verde en la pantalla.
Aunque tal y como fue el rodaje… ese fue el menor de sus problemas. La Bruja del Oeste salió ardiendo sufriendo quemaduras muy graves y el hombre de hojalata gravemente intoxicado.
*Publicado en Quonectados nº 219
Redacción QUO