La publicidad ahora se huele. Cacaolat ha realizado en Barcelona una de las primeras campañas de marketing olfativo de nuestro país. Lo que busca este tipo de publicidad es que el consumidor relacione una marca determinada a un aroma específico, de tal modo que la recuerde al percibir la fragancia. El experimento de Cacaolat se inspira en otro realizado en la Central de Correos de París en el año 2000, en el que, tras rociar las oficinas con aromas florales y frutales, consiguieron que los usuarios se sintieran más satisfechos con el servicio recibido y que el tiempo de espera se les hiciera más corto.

CIFRAS:
14’8 % aumenta el deseo de comprar por el efecto de un olor.

30 % más de impacto si los anuncios involucran varios sentidos.

Redacción QUO