Aunque parezca mentira no fue por camadería. Tampoco para que los entrenadores norteamericanos se lucieran con su speach. En realidad, se inventaron en la Universidad Gallaudet, una institución para sordos ubicada en Washington cuyo objetivo no era otro que ocultar la lengua de signos a otros equipos de sordos. Antes de 1894, no se ocultaba nada a la defensa del oponente y cualquiera podía conocer la estrategia, pero el equipo de Gallaudet cambió las cosas.
Los resultados fueron fantásticos, así que se convirtió en una práctica habitual. En 1896, los corrillos empezaron a aparecer en otros equipos, ya hora se consideran una parte fundamental del juego.
*Publicado en Quonectados
Redacción QUO