La música de Beethoven salía directamente del corazón. Y no es una frase hecha, al contrario. Hay que interpretarla en su sentido más literal a raíz de una investigación realizada por la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington, y cuyos resultados se han publicado en la revista Perspectives of Biology and Medicina.
El estudio revela que, además de su ya mítica sordera, el genial músico también padecía otra dolencia conocida como arritmia del corazón. Uno de sus síntomas es que los latidos siguen un patrón específico y previsibile y, según los investigadores, eso se refleja en las composiciones de Beethoven.
Un ejemplo de ello es la Cavatina, el movimiento final de la composición para cuarteto de cuerda en si menor, Opus 130. En mitad del movimiento, la clave cambia de improviso a do sostenido mayor y acarrea un cambio de ritmo que coincide con el de una arritmia cardíaca. Además, los investigadores han encontraod señales similares en otras composiciones, como la sonata para piano en la menor, Opus 110, o en la titulada Les Adieux. Estas piezas han sido descritas por los investigadores como auténtos electrocardiogramas musicales.
Redacción QUO
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