Después de estudiar 13.000 parejas de gemelos de Alemania, Rusia, Canadá, estados Unidos, Reino Unido y Japón, un grupo de científicos de la Universidad de Ohio, llegaron a la conclusión de que la motivación por estudiar y/o aprender se hereda de los padres y no es consecuencia del ambiente. Así, la genética, desempeña un rol fundamental en el desempeño del alumno en clase según el estudio publicado en Personality and Individual Differences.
“Hallamos pruebas consistentes en todos estos países – explica uno de los autores del estudio, Stephen A. Petrill –, que tienen diferentes sistemas educativos y culturas dispares. Las características de la personalidad que heredamos tienen un impacto de gran peso en la motivación. Esto no quiere decir que no haya que apoyar a un alumno en los estudios, pero hay que asumir que existe una diferencia y que tiene un porqué. Y esa razón hace que con ciertos niños la motivación sea más complicada de lo que creíamos”.
Juan Scaliter