La oxitocina, la llamada hormona del amor, es la responsable de ese vínculo tan especial que perros y humanos han establecido desde tiempos inmemoriales. Así lo demuestra una investigación realizada por miembros del departamento de Ciencia Animal y Biotecnología de la Universidad Azabu, en Japón.

Los investigadores realizaron pruebas con treinta perros de diferentes especies y sus dueños y descubrieron que el contacto visual prolongado entre las mascotas y sus amos propició un aumento en las concentraciones de oxitocina en los cerebros de ambas especies. Curiosamente, cuando repitieron el experimento con lobos en lugar de perros, vieron que estos no buscaban en ningún momento el contacto visual con los humanos y que incluso lo rehuían. El resultaod fue que en este caso no hubo ningún incremento en los niveles de oxitocina.

Los expertos sugieren que este mecanismo de unión social tan específico coevolucionó tanto en perros como en humanos durante el transcurso de la domesticación de esta especie animal, dando lugar a uns simplicaciones sociales realmente trascendentes.

Redacción QUO