En los años 1960 la NASA desarrolló los fluidos ferromagnéticos. Los investigadores intentabanmover el combustible dentro de un motor en condiciones de gravedad cero y descubrieron que utilizando nanopartículas ferromagnéticas en el líquido podían manipular el líquido utilizando un campo magnético.
Aprovechándose de esta cualidad dos curiosos, científicos, amigos y apasionados de la ciencia construyeron un alfabeto único. Por un lado Craig Ward es un ex publicista e inventor de tipografías bizarras y por otro Linden Gledhill, bioquímico que desarrolla terapias antitumorales durante el día y experimenta con diferentes sustancias durante la noche. Ambos se reunieron en el laboratorio de Gledhill y utilizaron una pequeña cantidad de ferrofluido que se puede comprar en Amazon para construir una tipografía científica nunca vista.

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Gledhill colocó el ferrofluido en placas petri y las hizo girar y cada vuelta transformaba el líquido en un patrón diferente como si de copos de nieve se tratase.
Los dibujos se los mostró a Ward y este los fotografió todos. Luego, mediante un programa informático, creó placas de tipografía de los 138, se imprimieron en papel y ahora forman parte de una fuente tipográfica que se podrá descargar en internet.
Sobre la utilidad de este alfabeto, sus creadores aseguran que, por ahora, no la tiene, pero están recibiendo sugerencias de expertos que señalan su posible uso para un alfabeto Braille o códigos QR y criptográficos.

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Juan Scaliter