Se trata de una corriente creativa nacida en Italia al final de la década de 1960. El nombre (povera significa “pobre”) se lo puso el crítico Germano Celant al prologar el catálogo de la exposición In spazio.
Con este apelativo, el también comisario quería aglutinar la tendencia de los artistas plásticos italianos de trabajar por primera vez en la historia con materiales nada nobles (hojas secas, rocas, astillas de madera…) o directamente con objetos y restos de desechos de consumo e industriales.
Los pintores y escultores daban importancia al propio proceso de fabricación de las piezas y al material que se originaba; lo equiparaban a los procedimientos de creación de una obra. El reto para ellos era lo que llamaban “acción sobre el material” (desfigurar, retorcer, apilar, prensar…), todo ello encaminado a criticar la entonces reciente “invasión” del plexiglás y de acero inoxidable. Su influencia es evidente en el arte del resto del siglo XX.
Enviada por Joan Lluís Roldós, Barcelona
Redacción QUO
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