Imágenes cortesía de TheVisualMD.com
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Día 0:
Erase una vez…
Todo comienza como un maratón, una carrera con cientos de millones de competidores (sólo una eyaculación masculina puede contener hasta 500 millones de espermatozoides) pero sólo uno de ellos puede tener éxito en penetrar en el óvulo que se encuentra instalado en una trompa de falopio, esperando a ser fertilizado. Cuando por fin el espermatozoide entra en el óvulo, de forma instantánea, una sacudida eléctrica altera la membrana externa del óvulo para blindarlo ante los demás «atacantes». En el interior del cigoto, la llegada del espermatozoide lo sacude todo. Los núcleos del espermatozoide y el óvulo, cada uno con 23 cromosomas, se acercan, se despojan de sus membranas y en 12 horas se han fusionado formando lo que será un nuevo ser humano.
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Semana 1:
De mórula a blastocisto
Tras 30 horas de vida el cigoto se divide en dos células, en cuatro después de 40 horas y entre 12 y 16 células en tres días. Mientras, se desplaza lentamente por la Trompa de Falopio gracias a los movimientos musculares de las mismas. Cuando llega a la división en 16 células se llama mórula. Aproximadamente 72 horas después de la fertilización, la mórula llega al útero dónde permanece durante dos días. Entonces comienza a dividirse en las células especializadas que más tarde formarán las estructuras fetales. La mórula se convierte en blastocisto que sigue dividiéndose y en el primer día llega a las 100 células. Mientras tanto, las hormonas de los ovarios han bañado las paredes del útero por lo que se vuelven blandas y porosas y el blastocisto se adhiere a ese revestimiento. A los 5 días, sus células se separan en 2 grupos. Uno de ellos, las células del aro exterior, formarán la placenta que acogerá al feto durante el embarazo. Por su parte, las células del interior se convertirán en el embrión en sí mismo. Estas células interiores son las llamadas células madre, que tienen la extraordinaria capacidad de transformarse en más de 200 clases de células de cualquier parte del cuerpo (por eso son tan interesantes para investigar tratamientos de determinadas enfermedades).
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Semana 2:
10 días después
Una vez instalado en el útero, el blastocisto comienza su conversión en embrión. En los próximos días duplicará su tamaño cada día y sus células se dividirán en dos grupos: las que formarán el embrión y las que se convertirán en el saco vitelino. Unos 10 días después de la fecundación, en las células del embrión se empiezan a distinguir tres capas. La primera es el endodermo o capa interna, que se conviertirá en la vejiga del bebé, los pulmones, el sistema digestivo, entre otros órganos. La segunda, el ectodermo o capa externa, se convertira en tejidos, incluyendo el cabello, piel, uñas y sistema nervioso. Por último, el mesodermo o capa media, se convertirá en el corazón, los órganos reproductores, los huesos y los músculos y otros tejidos. Entonces comienza a tener forma de pera cuya parte más ancha será la cabeza.
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Semana 3:
Corazón incipiente
El embrión mide entre 2 y 2,5 milímetros de largo y tiene millones de células , todas ellas ocupadas en reproducir y crear estructuras cada vez más complejas. Con la placenta en formación, el embrión depende del saco vitelino para nutrirse. En su interior se están formando las células sanguíneas y los vasos. Un pequeño corazón con dos cámaras comienza a latir hacia el día 21. Los rasgos faciales comienzan a formarse y aparecen las células que se convertirán en los ojos y los oídos del futuro bebé.
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Semana 4:
El germen del pataleo
En este punto, el embrión comienza a crecer a pasos agigantados. Ya mide 4 milímetros desde la futura coronilla hasta sus nalgas (un grano de arroz más o menos). Su aspecto aún es más parecido al de un renacuajo que al de un ser humano, sobre todo por una pequeña cola que no es más que la espina dorsal en desarrollo. La cabeza es cada vez más grande para dar cabida al cerebro embrionario en el que empiezan a distinguirse el prosencéfalo, mesencéfalo y rombencéfalo y éste y el corazón pronto ocuparán la mitad de su «cuerpecito». Al final de esta sema empezarán a brotar las extremidades.
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Semana 5:
De la cabeza al estómago
En el día 35 el embrión estará entre los 5 y los 8 milímetros de largo. Hasta ahora, el crecimiento se ha centrado en el corazón y la cabeza. Y es que ambos son importantes para que empiecen a funcionar la circulación sanguínea y el ritmo cardíaco. Ahora le toca el turno a los órganos digestivos como el hígado, el estómago y el esófago. Los brotes de las extremidades superiores empiezan a separarse en segmentos que se convertirán en los hombros, las muñecas y las palmas de la mano. Hasta el momento, el embrión no tiene rasgos faciales reconocibles, sólo algunos agujeros que se convertirán en los oídos, ojos y nariz.
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Semana 6:
Asoma la nariz
El sistema cardiovascular embrionario va por delante del crecimiento del embrión para estimular nuevas áreas de desarrollo. Hasta esta semana, un embrión humano no se ve muy diferente a la de un ratón pero todo está a punto de cambiar. Aunque no mide más de 14 milímetros empezará a cobrar aspecto humano. Empiezan a verse los pliegues de los párpados, se forma la mandíbula y la punta de la nariz ya empieza a verse con claridad. Las orejas también se están desarrollando por dentro y por fuera y los ojos comienzan a pigmentarse. Su postura va relajándose y la cola comienza a encogerse.
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Semana 7:
Órganos beta
Ya mide entre 17 y 22 milímetros de largo aproximadamente. Los dedos de las manos y los pies, aunque aún unidos por membranas, comienzan a definirse. Ya se distingue la forma de las rodillas en las piernas y de los codos en los brazos, con lo que ya empieza a mover las extremidades. Más o menos el 99% de los músculos pueden ser identificados y cada órgano interno está presente (en versión beta). La sangre circula por los vasos sanguíneos y, aunque sus pulmones no funcionaran hasta que nazca, su sistema respiratorio y cardíaco ya es independiente del de su madre.
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Semana 8:
Adopta forma humana
Externamente el embrión se parece cada vez más a un ser humano. La colita desaparece, al igual que la membrana que une los dedos de sus pies y sus manos. Los ojos continúan avanzando desde los lados para centrarse en la cara y a medida que se mueven, se desarrollan unos pliegues que después se convertirán en los párpados. Internamente los órganos se están diferenciando, surge el diafragma y el corazón está funcionalmente completo.
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Semana 9:
Objetivo: La coordinación
A partir de ahora, el desarrollo está destinado a la coordinación de sistemas de manera que, cuando deje el cuerpo de la madre, el bebé sea capaz de comer, respirar y mantener su circulación sanguínea por sí mismo. En las tres próximas semanas, su tamaño se duplicará y tendrá cada vez el abdomen más recogido y la espalda más recta. La piel es cada vez menos transparente y los folículos pilosos y las uñas de manos y pies se iran formando.
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Semana 10:
De embrión a feto
Es una semana muy importante en el desarrollo. A partir de este momento deja de llamarse embrión para convertirse en el feto que será hasta su nacimiento. El sistema nervioso integra sus funciones con el sistema muscular por lo que el feto comienza a moverse (a dar patadas y mover los piés y las manos). También frunce el ceño, entrecierra los ojos y abre la boca. Aunque por ahora aún no hay una correlación directa entre estímulo y respuesta. En este momento suele hacerse la ecografía para oír los latidos del corazón del feto. ¡Tendrá cerca de 160 por minuto!
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Semana 11:
Líquido amarillo
Esta semana el sistema digestivo (el estómago, hígado, páncreas e intestinos) vive su momento de mayor desarrollo. Tu pequeño ha empezado a orinar en tu interior pero no te preocupes, sus desechos formarán parte del líquido amniótico. De hecho, a partir de la semana 18 el 90% del líquido amniótico que se forma proviene de los riñones del feto.
Su nariz y sus labios están totalmente formados y dentro de la boca, los maxilares se endurecen y se alinean con lo que más tarde serán los dientes. Los genitales externos se están formando hasta el punto de que en algunos casos ya se puede distinguir si será niño o niña.
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Semana 12:
Cubierto de vello
Ya has llegado al final del primer trimestre. Tu bebé medirá unos 8,7 centímetros de largo y es el momento en que el médico te programe una ecografía para ver que su desarrollo está bien. El peso del bebé se ha incrementado en un 60% desde la semana 11 y ahora empezará a desarrollar el lanugo, esto es, el vello que crecerá en todo el cuerpo del feto para proteger su piel.
La placenta ya está bien desarrollada y produce hormonas vitales para el crecimiento del feto incluyendo los estrógenos y la progesterona.
Pilar Gil Villar