En estos días se está celebrando el Campeonato Mundial de Rugby en Inglaterra. Uno de los momentos visualmente más complejos es la formación de la melé, una “araña” formada entre ocho integrantes de cada equipo que, desde lados opuestos, chocan con una enorme potencia. El objetivo de la formación es hacerse con el control del balón que es lanzado al medio de esta formación. Los jugadores empujan para acercarse al balón y, solo con los pies, intentar acercarlo a los miembros de su equipo fuera de la melé, para que lo pongan en juego. La melé no trata solo de empujar, se requiere técnica, sincronización y capacidad de soportar el dolor, ya que allí dentro cualquier cosa puede suceder.

La fuerza (cuya unidad de medida es el newton) que ejercen estos titanes es el producto de la masa por la aceleración, ¿pero qué significa esto en términos reales? Phillip Matthews, ex-capitán de la selección irlandesa de rugby señala que un solo jugador puede generar un impacto de 20.000 newtons o el equivalente al mordisco de un Tyrannosaurius rex joven.
Pero también puede compararse con otras tareas, como alzar a un rinoceronte o chocar a 30 kilómetros por hora.

[image id=»72907″ data-caption=»» share=»true» expand=»true» size=»S»]

Redacción QUO