Cualquiera que conozca Hong Kong no podrá olvidar que la metrópoli asiática era una auténtica jungla de neón. Centenares de estos letreros luminosos cubrían sus barrios, especialmente en los distritos de Kowloon y Wan Chai, confiriéndole una inconfundible atmósfera. Y, al caer la noche, las calles de la ciudad se teñían de color rojo y naranaja, salpicadas por algún ocasional ramalazo de luz azul.

Pero todo eso está cambiando. La mayor parte de esos viejos letreros de neón (a muchos de los cuales ya ni se les iluminaban algunas de las letras) están siendo sustituídos por otros más modernos que funcionan con tencología LED. En principio el cambio no parece demasiado drástico pero, tal y como se recoge en un reportaje publicado por The New York Times, las calles de Hong Kong ya no brillan igual que antes, y su inconfundible colorido se ha apagado un poco.

El cambio en sí no es malo, ya que con esta nueva tecnología se reducen los niveles de contaminación lumínica. Pero quienes amaban aquella enrarecida y tupida red de neones urbanos afirman que la ciudad ha perdido algo de su añejo encanto. Fue en las décadas de 1970 y 1980 cuando la ciudad comenzó a llenarse con aquellos letreros que ahora están siendo sustituidos a pasos agigantados. Aunque actualmente ya apenas quedaban media docena de talleres dedicados a la instalción de neones en la ciudad china.

Quién quiera recordar tiempos pasados o descubrir como era la peculiar atmósfera urbana de Hong Kong, ya no tendrá más remedio que ver viejas fotografías o las películas de directores como John Woo o Wong Kar Wai.

Redacción QUO