La magdalena que el narrador de En busca del tiempo perdido, degusta con incomparable deleite tras mojarla en el té, puede ser la más famosa de toda la historia. Pero, ahora, una serie de documentos revelan que la primera idea de su autor, Marcel Proust, fue que se tratara de una tostada que, luego evolucionó a bizcocho y, finalmente acabó convertido en la legendaria magdalena.

Y es que mañana se publica en Francia una recopilación de textos manuscritos del gran autor francés, que recogen varios borradores de algunos de los pasajes de su famosa obra. Y gracias a estos excepcionales documentos descubrimos que en una primera versión, redactada en 1907, el narrador de la novela recuerda con emoción el gusto del pan tostado con miel de su infancia. En la segunda redacción, la tostada se convierte en una especie de bizcocho y, finalmente, ya en una tercera reescritura, nos encontramos con la magdalena.

Estos borradores que hora se publican ocupan un total de 268 páginas, en una edición que respeta las tachaduras y anotaciones del autor, lo que permite al lector entender las vacilaciones de Marcel Proust al confeccionar su obra.

Redacción QUO