Con toda probabilidad habrás leído esta frase en algún rincón de Internet: «nosotros éramos todos humanos hasta que la religión nos separó, los políticos nos dividieron y el dinero nos clasificó«. Una explicación a nuestra situación actual con la que muchos podrán estar o no de acuerdo, pero cuya certeza acaba de ser demostrada por la ciencia. Al menos de la primera de sus afirmaciones: «la religión nos separó«.

Según una investigación llevada a cabo por antropólogos de la Universidad de Florida Central y de la Universidad de Colorado publicada en Current Anthropology, las religiones no han sido un lazo de unión ni ahora ni en las primeras sociedades como se creía. Más bien lo contrario, llevan generando conflictos desde hace 2.000 años.

El profesor Arthur A. Joyce y la profesora asociada Sarah Barber llevan varios años investigando los rituales religiosos en excavaciones arqueológicas en México datadas del 700 a.C. Según sus conclusiones, si bien los ritos religiosos locales ayudaron a fortalecer vínculos a pequeña escala, retrasaron el desarrollo de grandes instituciones estatales. También dio el poder de influir en la vida de las personas a un determinado sector de la sociedad que lo usó en su propio beneficio.

Joyce y Barber estudiaron detenidamente el periodo comprendido entre el 700 a.C. y 250 d.C. Fue así como descubrieron que las élites que controlaban la vida espiritual en la comunidad estaban en conflicto con los líderes tradicionales del poder secular. Según explica Arthur A. Joyce al diario The Independent: «la religión fue importante para el desarrollo de las primeras ciudades, pero influía de formas muy diferentes. No es nada sorprendente si tenemos en cuenta el papel tan importante que tienen las creencias religiosas en la vida política y social en nuestro mundo actual».

Fuentes:

telegraph.co.uk | The Independent |

Redacción QUO