Hay historias que resultan difíciles de creer. Pero, aún así, son tan apasionantes que merecen ser contadas. Una de ellas es la de Loren McIntyre, un fotógrado de National Geographic, que vivió una asombrosa aventura sobre la que acaba de publicarse un libro, The encounter, cuyo autor es Petru Popescu.
En 1971, McIntyre partició en una expedición por el Amazonas que le permitió tomar contacto de forma casual con un grupo de indios que resultaron pertenecer a los mayoruna, uan tribu que se creía extinguida. Fascinando por aquel descubrimiento, el fotógrafo siguió a través de la selva a un grupo de estos indios, creyendo que se trataba de una partida de caza.
Aquel deambular por la jungla duró varios días, tras los cuales McIntyre se dió cuenta de que estaba completamente perdido, sin posibilidad de poder regresar al lugar donde había dejado al resto de la expedición.
El fotógrafo hablaba algo de varios dialectos indígenas, pero ninguno de ellos le sirvió para comunciarse con aquellos indios, que parecían completamente mudos. Finalmente, el grupo dejó de vagar, se detuvo en un lugar de la jungla y comenzó a realizar un extraño ritual.
Inicialmente, el fotógrafo pensó que los indios iban a suicidarse en grupo, pero fue entonces cuando el jefe de aquella partida le explicó que lo que iban a hacer era viajar al pasado. A un tiempo anterior a la aparición del primer hombre blanco.
Por si todo esto no resultase ya suficientemente sorprendente, McIntyre asegura que el jefe indio le habló sin pronunciar una sola palabra. Que lo hizo a través de comunicación telepática. Método que utilizó también para explicarle cómo regresar junto a sus compañeros.
McIntyre fue hallado varios días después cerca de la ribera del río, en un estado lamentable. Se repuso bien. Al menos, físicamente. Aunque de su salud mental siempre se ha dudado desde entonces, ya que cuando contó aquella fabulosa historia casi nadie le creyó.
Lo cierto es que los mayoruba existen y son gente de pocas palabras. No resulta fácil hacerles hablar. Algunos viajeros posteriores han tratado también de comunicarse con ellos usando el pensamiento. Pero los indios parecen haber enmudecido. Incluso, telepáticamente.
Como ya les avisé, la historia es difícil de creer. Pero, ¿a qué resulta fascinante?
Redacción QUO