A París se la conoce como la ciudad de la luz. Y, lo cierto, es que la capital francesa hace honor a su apodo, y verla de noche es un auténtico espectáculo para los sentidos. Un espectáculo bastante caro, ya que el ayuntamiento se gasta quince millones de euros anuales en iluminar sus calles y sus monumentos más emblemáticos.

Por ese motivo, resulta muy interesante la iniciativa de una firma biotecnológica que pretende usar bacterias bioluminiscentes para iluminar la ciudad. ¿Suena a ciencia ficción? Pues es un proyecto bastante real. Sus impulsores han creado una especie de gel que contiene a las susodichas bacterias (obtenidas del organismo de una lombriz) , y que tiene la capacidad para proporcionar luz durante una media de tres noches.

En principio tan solo se va a probar para iluminar el acceso a algunos establecimientos públicos. Es necesario comprobar si realmente es eficiente pero, si así fuera, resulta fácil imaginar lo beneficioso que sería un sistema de iluminación como este al reducir el consumo eléctrico y las emisiones de gases de efecto invernadero.

«Este tipo de biodispositivos no generan una luz equiparable a la del alumbrado artificial convencional, pero son muy adecuados para la iluminación ambiental de espacios naturales o para señalización, ya que no consumen energía eléctrica y el medio los puede reabsorber por completo”, nos explicó Eduardo Mayoral, investigador de la Universidad de Sevilla, que también ha dirigido un proyecto que usa bacterias marinas y algas para obtener luz.

Redacción QUO