Reclutar plantas para labores de espionaje parece una idea disparatada, pero en eso consiste el nuevo proyecto del DARPA, la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de la Defensa de los Estados Unidos.

Lo que la agencia pretende es utilizar bioingeniería para convertir a las plantas en una especie de sensores orgánicos capaces de detectar determinadas amenazas. Así, una serie de satélites controlarían las reacciones de esta red de plantas modificadas genéticamente, para detectar patógenos, sustancias o niveles de radioactividad que puedan ser señales de un ataque químico o de una fuga de material nuclear.

El proyecto ha sido bautizado con el nombre de Advanced Plant Technologies (APT). “Las plantas están muy en sintonía con su entorno y manifiestan naturalmente respuestas fisiológicas a estímulos básicos como la luz y la temperatura, pero también en algunos casos al tacto, químicos, plagas y patógenos”, ha explicado el director del programa Blake Bextine en un comunicado. “Las nuevas técnicas moleculares y de modelado pueden permitir la reprogramación de estas capacidades de detección e informe para una amplia gama de estímulos, que no solo abrirían nuevos flujos de inteligencia, sino que también reducirían los riesgos de personal y los costos asociados con los sensores tradicionales”.

Vicente Fernández López