SER HUMANO

¿Por qué las abuelas molaban más el siglo pasado?

Los comienzos del siglo XX son un punto de gran importancia en nuestra historia por muchas razones. En lo que a nosotros nos interesa, es el momento en el que nuestros tatarabuelos decidieron bautizar a sus hijos con nombres que hoy podrían ser motivo de denuncia ante un tribunal: Agapito, Fulgencio, Feliciana, Aurelia, Pancracio, Petronila, Tiburcio, Anacleto, Gumersinda… vamos, que los registros civiles eran auténticas galerías de los horrores. Pero a pesar de esta acusada falta de buen gusto, también es cierto que nuestras abuelas tenían nombres más originales que nuestros abuelos (que no excéntricos).

[giphy]//giphy.com/embed/h6qJdUjwYPtDO[/giphy]

via GIPHY

Investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) exploraron concienzudamente la Estadística del Padrón Continuo del INE de los dos últimos siglos. Según sus conclusiones, en el siglo pasado los nombres más populares de niños fueron más usados que sus homólogos en niñas. Para que nos entendamos: José, Antonio o Manuel fueron nombres que se elegían con más frecuencia que los clásicos de mujer como María, Josefa o Carmen.

Curiosamente, esta tendencia se ha invertido en este siglo, ya que los nombres más populares de chicas ya son menos diversos que los de los chicos. Según explica Isabel Fernández Morales, técnica de investigación del CSIC en el Instituto de economía, geografía y demografía, «antiguamente, los nombres parecían determinados por la tradición de sagas familiares, que ocasionaba cierta uniformidad, salvo en zonas donde el santo del día tenía preferencia. La capacidad de decisión de las parejas era reducida. La presión institucional era grande.»

[giphy]//giphy.com/embed/13ScR58SFUcFVe[/giphy]

via GIPHY

Hasta llegar a nuestros días, hay otro momento importante con respecto al nombre elegido para los hijos. En los años 60, además del baby boom hubo una tendencia creciente de utilizar nombres marianos. De los diez primeros nombres de chica, ocho de ellos venían acompañados de María. En el caso de los niños aumentó la popularidad de José y descendió notablemente la fama de los arcángeles (como Miguel o Rafael).

Pero, desde hace unas décadas, esta tendencia se ha invertido por completo. Los nombres de ambos son más diversos, pero también hay más concentración en los nombres de las niñas. «Los diez nombres de niñas más populares (María, Lucía, Paula, Laura, Marta, Alba, Sara, Andrea, Claudia, Carla) suman 21,9% de todos los nombres dados a niñas, y los diez nombres de niños más populares se quedan en 20%, en una tendencia que va del 2000 al 2013«.

Los investigadores achacan esta caída a que las instituciones tienen menos poder al respecto. Además, lo funcional, lo práctico y, por supuesto, las modas y la televisión, han convertido los nombres personales en un catálogo de lo más ecléctico. Solo tenemos que recordar que pusimos de moda Leticia con ‘z’. Cuando la realidad tiene menos glamour que ponerse tacones con un chandal: fue un fallo del funcionario a la hora de registrar el nombre de nuestra reina.

[image id=»79869″ data-caption=»» share=»true» expand=»true» size=»S»]

Según explica la investigación, los padres de hoy prefieren nombres breves, menos populares y marianos y más sonoros. Especialmente predominan los nombres bísilabos y sencillos y desaparecen casi por completo nos nombres compuestos con «María». En el caso de los niños son José y Jesús los nombres condenados a extinguirse. “Es posible que las políticas de igualdad de género hayan arrinconado las formas tradicionales de nombrar a los bebés. La masculinidad, revelada en esa operación de dar nombre a los bebés (supremacía de la concentración de nombres de niños sobre la concentración en niñas), ha pasado a mejor vida. Triunfa la diversidad en el hogar en un contexto de democratización, en que la pareja decide el número de hijos y demás temas», explica Fernández. «Los nombres más populares de niños ya no son más frecuentes que los más populares de niñas. Ahora tenemos otra realidad: se ha producido el cambio”, concluye.

Fuente: CSIC.

Redacción QUO

Redacción QUO

Noticias recientes

El consumo de cannabis produce cambios epigenéticos

Consumir cannabis puede provocar cambios en el epigenoma del cuerpo humano, según sugiere un estudio…

3 horas hace

Los tigres dientes de sable adolescentes tenían dos pares de colmillos

Las pruebas sugieren que los grandes felinos extintos con dientes de sable conservaban a sus…

1 día hace

¿Cómo sabemos si una sustancia es un disruptor endocrino?

La falta de datos de la industria química en la UE impide a menudo evaluar…

1 día hace

Así influye el cambio climático en la pérdida de biodiversidad

El cambio climático podría convertirse en el principal causante del declive de la biodiversidad a…

3 días hace

La vitamina D protege contra el cáncer cambiando la microbiota

La vitamina D altera las bacterias intestinales de los ratones y como resultado mejora su…

3 días hace

No, la Luna no está hecha de queso

Los científicos confirman la composición del núcleo interno de la luna, que consiste en una…

4 días hace