Todos sabemos que los peores dramas suelen caer sobre las vidas de la gente honesta. Seguro que a todos nos viene a la cabeza la historia de una buena persona que estuvo en el sitio equivocado en el momento menos oportuno. Proliferan aquellas en las que una de las partes tuvo que llevarse un secreto vergonzoso a la tumba, bien por camadería, «por amor»o porque le habían amenazado con cortarle en gaznate si se atrevía a abrir la boca. Por desgracia, este último caso sería el que nos ocupa. ¿Quién fue en realidad el famoso hombre de la máscara de hierro?

Su máscara en realidad era de terciopelo

Conocemos a este señor, principalmente, gracias al cine y la literatura. Pero, ¿existió realmente? Según dejó ilustrado y narrado Voltaire en su obra El siglo de Luis XIV, sí. De hecho fue el filósofo quien hizo la primera referencia al personaje: varón, edad indefinida, alto, guapo, francés, con máscara y preso en la Bastilla por razones desconocidas. Sabemos su nombre gracias a un correo confidencial enviada a Bénigne Dauvergne de Saint-Mars, alcaide de la prisión de Pignerol por parte de François-Michel le Tellier, marques de Louvois y secretario de Guerra de Luis XIV. En ella, se advertía que era de «máxima importancia para Su Majestad» que el prisionero Eustache Dauger fuese «custodiado con fuertes medidas de seguridad y que no pueda dar información a nadie de ninguna manera, ni por carta.»

Al parecer, cuando Voltaire fue confinado a una celda por escribir una sátira sobre el rey, escuchó la historia de Dauger. Le describían como un hombre que siempre se mostraba oculto bajo una máscara gris. Con toda probabilidad esta fue de terciopelo, pero el filósofo francés decidió aportar algo de su creatividad personal. El personaje causó un gran impacto sobre él. Además, pensaba que se trataba de una persona de gran importancia, de ahí que mantuviese oculta su identidad.

¿Fue un personaje importante de nuestra historia?

Una teoría que debió parecerle más que coherente a un nutrido grupo de personas a lo largo de la historia. Tanto, que aún hay muchos que piensan que se trata de un hermano gemelo del rey Luis XIV de Francia. Una idea nacida del ingenio de Alejandro Dumas que narra con elegancia en El vizconde de Bragelonne.

El historiador inglés Roger MacDonald apostó hace unos años por la hipótesis de que el hombre de la máscara de hierro era en realidad el mosquetero D’Artagnan, quién fue herido en Maastricht en el año 1673 y enviado a la prisión de Pignerol. Por su parte, Louis Gendron, un historiador militar francés, aseguró que se trataba de un tal general Vivien de Bulonde, quien pidió al rey retirarse con sus tropas ante una más que probable carnicería en el campo de batalla. Según explica, el monarca se enfadó tanto que envió al general a la cárcel de Pignerol con una nota adjunta: solo «se le permitirá caminar por las almenas durante el día con una máscara puesta». Algo que, ya de entrada, apesta a leyenda.

Y hay muchas más teorías al respecto. Algunos han afirmado que se trataba de Nicolás Fouquet, ministro de finanzas de Luis XIV; Dubreuil, un espía de confianza o incluso el mismísimo Molière.

Ahora, el historiador Paul Sonnino ha propuesto una nueva teoría que, según explica, encaja perfectamente con todo lo oficial que sabemos hasta ahora. Sonnino ha pasado los últimos treinta años de su vida analizando con detalle toda la historia que envuelve a este misterioso personaje. Según explica en la nota de presentación de su último libro: «los historiadores serios rechazaron hace mucho tiempo la leyenda popularizada por Voltaire y Dumas de que se trataba del hermano gemelo de Luis XIV. Hay un acuerdo más o menos sólido de que el nombre del prisionero era Eustache Dauger, que sólo de vez en cuando llevaba máscara y que cuando la llevaba era de terciopelo, no de hierro. Están también bastante seguros de que era un sirviente. Lo que no han podido averiguar es quién era exactamente y por qué razón fue encarcelado con las máximas medidas de seguridad durante más de 30 años”.

¿Qué oscuro secreto guardaba este «sirviente»?

Pues cómo podéis intuir, nada bueno. Según la teoría de Sonnino, Dauger fue el ayudante de cámara del cardenal Mazarino (Jules Mazarin), sucesor de Richeliu como primer ministro francés. Según cuenta la historia, Mazarino tenía la «mano muy larga». Durante su primer mandato, acumuló nada menos que un patrimonio de 35 millones de libras francesas. Un dinero que no era muy limpio. Lo obtuvo gracias a que especulaba con el valor de las divisas y los fondos del Estado. Además, también cobraba jugosas comisiones procedentes de testaferros por aprovisionar a los ejércitos.

Sonnino explica que, según ha podido comprobar, la mayoría de los bienes de Mazarino vienen de que estafó al rey de Inglaterra. Dauger era el responsable de administrar las cuentas del cardenal, por lo que estaba bien enterado de dónde procedía el dinero y de sus actividades más que sospechosas. Una vez muerto el cardenal en 1661 y en el contexto de que Luis XIV pretendía que el rey de Inglaterra se uniese a él en una guerra, Dauger fue misteriosamente detenido. Misteriosamente ya que jamás se registraron las causas, pero con toda probabilidad debió irse de la lengua en alguna taberna y, ante una negociación tan importante del monarca, lo que menos necesitaban era semejante conflicto internacional. Había pasado a ser un secreto de estado.

En definitiva, el hombre de la máscara de hierro podría haber sido un «pobre diablo» que pagó las consecuencias de saber algo que nunca pidió saber. Quién sabe, quizás uno de los primeras personas de la historia que denunció la corrupción públicamente y fue castigado por ello, algo muy de moda en nuestros días.

Redacción QUO