Los británicos tienen un sentido del humor muy peculiar. Siempre resulta elegante pero, también, profundamente irreverente. No existe tradición o institución nacional que se libre de la sátira. Y las carreras de Ascot no iban a ser una excepción. Por eso, en el mismo hipódromo donde se celebra el acontecimiento hípico más famoso del mundo, se organizó también el Lamb National, una competición que, como su propio nombre indica, no es otra cosa que una gymkana de ovejas.

Los rumiantes que participaron en la contienda saltaron diversos obstáculos con gran agilidad y llevaban en sus lomos ositos disfrazados de jockeys. El público, entre el que se encontraban el príncipe Carlos y su esposa Camilla, disfrutó de lo lindo con esta insólita y absurda carrera. Aunque también hubo algún que otro espectador que se quedó dormido. Y es que ya saben que contar ovejas… da sueño.

Redacción QUO