En el interior de las células de casi todos los animales, hongos y plantas multicelularesse encuentran las mitocondrias, las baterías de las células, responsables de la producción de energía imprescindible para sobrevivir. Poco después de que un espermatozoide penetra en el óvulo durante la fertilización, las mitocondrias del espermatozoide se degradan, mientras que las del óvulo sobreviven. Si bien esta cualidad tiene un inmenso valor en diversas disciplinas, ya que permite rastrear la genealogía femenina, también representaba un enigma: ¿Por qué ocurría esto?
Científicos de la Universidad de Boulder, de Hong Kong, Florida y Tokio se centraron en encontrar la respuesta. Para ello utilizaron microscopía electrónica y tomografía con el objetivo de analizar las mitocondrias de los espermatozoides (o mitocondrias paterna) del gusano Caenorhabditis elegans, durante las primeras etapas del desarrollo. Y lo que hallaron fue queestas se autodestruyen aún antes de estar rodeadas de autofagosomas, cuerpos que se encargan de la degradación celular. Esto sugería la existencia de otro mecanismo, dentro de la propia mitocondria paternal, que iniciaba el proceso de degradación.
Nuevos análisis, esta vez del ARN de las mitocondrias paternales, permitieron descubrir que el responsable de desencadenar esto era el gen cps-6: la enzima encargada de codificar el gen rompe la membrana de la mitocondria provocando fallos en su interior. Los autores del estudio, publicado en Science, confirmaron esto al anular dicho gen en los espermatozoides. Los resultados mostraron que los embriones sin este gen tenían menos posibilidad de sobrevivir, lo que sugiere que la transmisión de las mitocondrias paternas serían una desventaja evolutiva.
Juan Scaliter