En 1564, Pío IV ordenó cubrir los desnudos del Juicio final, lo que valió al autor de los repintes el mote de Il Braghettone (braghe significa calzoncillos). Miguel Ángel murió ese año, pero su venganza podría haber sido terrible: las críticas de Biagio da Casena –alto cargo del Vaticano– las castigó poniendo su rostro al rey Minos en el averno. Casena se quejó, pero el Papa le dijo: “Si te hubiera puesto en el purgatorio, podría asistirte con oraciones; pero en el infierno no hay redención”.
Redacción QUO
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