A pesar de que los bebés puedan no entender las palabras, los bebés reaccionan ante la forma en que sus padres hablan, concretamente a las emociones que estas transmiten. Para llegar a estas conclusiones, un grupo de investigadores ha analizado mediante imágenes de resonancia magnética funcional (fMRI) y un análisis acústico de muestras de voz, qué pasa en el cerebro de los más pequeños cuando escuchan palabras que transmiten ira.
El estudio está todavía en fase piloto, ya que para los científicos es bastante complicado mantener a los bebés quietos durante largos períodos de tiempo. Según explican los investigadores, «nuestro objetivo a largo plazo es comprenden el procesamiento prosódico, ya que los niños responden antes de que puedan analizar e integrar el contenido verbal».
Lo que sí tienen claro en niños algo más mayores, es que las palabras cargadas de ira les afectan, llegando incluso a dificultar su desarrollo. «Estamos tratando de validar este tipo de procedimiento y ver si somos capaces de obtener resultados significativos en bebés. Nuestra barrera está en que es complicado mantener a los niños quietos en el escáner».
Fuente: eurekalert.org
Redacción QUO
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