La Gioconda o Mona Lisa de Leonardo da Vinci, es unos de los cuadros que más debate han provocado durante siglos. ¿Quién es realmente la mujer a la que representa? Ese es uno de los principales misterios que rodean a este lienzo, y sobre el que existen numerosas teorías.

Y otro de los grandes enigmas de este cuadro es el relativo a su sonrisa. Hay momentos en los que parece que el retrato está efectivamente sonriendo mientras que, en otros, especialmente cuando se mira desde cierta distancia, da la impresión de que la mujer del cuadro está triste.

No solo eso. La sensación de que La Gioconda sonríe es más intensa cuando se mira a cualquier parte del cuadro salvo a sus labios. Entonces, ¿realmente lo hace? ¿Está sonriendo o no?

Los autores de un nuevo estudio realizado en la Universidad de Freiburg, Alemania, aseguran que si. Los investigadores utilizaron una copia en blanco y negro de la Mona Lisa y manipularon sus labios para crear ocho réplicas. En cuatro de ellas mostraba distintos grados de felicidad y, en el resto, de tristeza. Luego, se las enseñaron varias veces y desde distintas distancias a un grupo de voluntarios, a los que les pidieron que dijesen cuando estaba sonriendo o no.

Y el resultado fue que al ver la copia correspondiente al original, con la sonrisa sin manipular, el 98% aseguró que la mujer estaba sonriendo. Algo que dejó un tanto descolocados a los investigadores, ya que esperaban que esta imagen resultase más ambigua y no hubiera tanta unanimidad en torno a ella.

En el estudio también se comprobó que los voluntarios identificaban las imágenes sonrientes casi instantáneamente, mientras que en las que no lo eran necesitaban pensárselo unos segundos. Según los autores del estudio, este hallazgo abre la puerta a investigar una interesante cuestión: ¿Tiene nuestro cerebro más facilidad para identificar la alegría que la tristeza?

Lo que nos devuelve a la cuestión original y nos hace preguntarnos si este experimento realmente demuestra que La Gioconda está sonriendo, o si realmente solo refleja que nuestro cerebro es más propenso a interpretarlo así.

Apostamos a que el tema seguirá dando que hablar durante mucho tiempo.

Vicente Fernández López