Y ni una más. Este es el límite de relaciones con implicación afectiva que una persona promedio puede mantener. Es la conclusión a la que llegó el antropólogo británico Robin Dunbar, quien explica que este valor está relacionado con el tamaño del neocórtex. El número de conexiones neuronales que nos permiten implicarnos emocionalmente es limitado, como el número de amigos.
Redacción QUO
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