Los relatos de gigantes son tan antiguos como la propia humanidad. Y, ahora, un nuevo estudio realizado por investigadores del University of Zurich’s Institute of Evolutionary Medicine, en Suiza, ha identificado al que podría considerarse el primer gigante conocido de la historia: un faraón egipcio llamado Sa-Nakht.

Se trata de un soberano de la III dinastía egipcia, cuyos restos fueron encontrados en 1901 en la llamada mastaba k2, en el yacimiento de Bet Jalaf. Y lo que más llamó la atención nada más descubrirlos, fue el gran tamaño de su cráneo.

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Ahora, los investigadores suizos han analizado minuciosamente los restos del faraón y han llegado a la conclusión de que debió medir casi dos metros, algo insólito para su época, en la que la estatura media de los egipcios rondaba el 1,65.

Las pruebas realizadas parecen confirmar que Sa-Nakht padecía gigantismo, un crecimiento desmesurado de varias partes del cuerpo, provocado por un mal funcionamiento de la hipófisis.

El suyo sería el primer caso del que existe constancia. Pero podría no ser algo único en el antiguo Egipto, ya que algunas teorías postular que otro faraón posterior, Akenatón, pudo padecer lo que se conoce como Síndrome de Marfán, una enfermedad que también provoca un crecimiento anómalo de las extremidades.

Vicente Fernández López