La metáfora visual está muy presente en este proyecto de la joven diseñadora Yi-Fei, que consiguió concentrar el dolor y la rabia que sentía tras discutir con su tutor y no tener la capacidad de poder expresar su malestar.

Yi-Fei es originaria de Taiwan, pero en 2016 decidió hacer un Máster de diseño en los Países Bajos, lo que supuso un choque cultural muy fuerte que le impidió expresar en muchos momentos cómo se sentía en situaciones estresantes. Según apunta: “En este país es habitual no estar de acuerdo con tu profesor, cuestionarse temas e incluso llegar a debatirlos, pero mi cultura no me permitía estar cómoda con esa situación”. Por ello, la joven decidió acumular todo esa impotencia en un proyecto con el que no pretende animar a la violencia, sino mostrar la situación personal por la que estaba pasando.

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El dispositivo está unido directamente ala cara de quien lo lleva puesto, en este caso Yi-Fei. De tal manera, que cuando comienzan a caer lagrimas, estas caen poco a poco por un tubo hasta un espacio donde se congela la bala con hielo seco.

Para cerrar el círculo de lo que comenzó como una discusión con su tutor, el día de su graduación, le permitió que le disparara con el arma que había creado. No hubo heridos, por lo que se entiende que la pistola que ha creado no tiene la fuerza suficiente como para hacer daño. Eso sí, la metáfora de que las lágrimas son como balas que se incrustan en el corazón del otro está totalmente lograda.

Aquí tenéis un vídeo en el que podéis ver el mecanismo del artefacto en cuestión.

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Tear Gun from Yen-An Chen on Vimeo.

Fuente: IFLScience

Alberto Pascual García