Docenas y docenas y docenas de calabazas, una detrás de otra, se utilizaron otoño tras otoño durante 4 años para sacar adelante este proyecto de animación con el que sus creadores, Sean Ohlenkamp y Rob Popkin, pretenden animar a otros a crear de la misma forma que han hecho ellos. Un proyecto loco que ha implicado muchas horas y numerosas fotografías en cientos de posiciones para conseguir dar con el efecto que se pretendía.

Según apuntan en su canal de Youtube, el proceso era el siguiente: “Las calabazas eran fotografiadas dos veces, una primera con buena luz y sin llegar a tallar nada en ella, y una segunda con el diseño y la luz dentro del fruto. Después editábamos las fotografías para que desapareciera todo el equipo de luces. Por otro lado, intentamos reutilizar tantas calabazas como podíamos (partes delanteras, traseras, incluso los lados), aunque no siempre era posible”.

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La orquesta de la calabaza

Ya no solo es impresionante cómo han llegado a crear este corto de animación que se esfuma en apenas un minuto y medio, sino que la creatividad ha ido más allá. Ya que decidieron contar con la ayuda de Grayson Matthews para que compusiera una banda sonora ayudándose solo de las calabazas como instrumentos: “La mayoría de estos sonidos se consiguieron aplastando, golpeando con la mano o pateando calabazas reales y herramientas con las que tallábamos nuestros diseños. Eso sí, todos fueron mejorados posteriormente en el ordenador”.

Aquí tenéis el resultado, con el que sus autores esperan inspiraros y dónde podréis ver cómo fue el proceso de realización.

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Fuente imagen: belfasttelegraph.co.uk

Alberto Pascual García