Siempre se ha dicho que un poco de alcohol alegra el carácter pero que, a partir de cierta cantidad, lo empeora. Es decir, se da por hecho que en una primera fase, el alcohol provoca alegría y eso que se conoce como “exaltación de la amistad”, y que a continuación vendría el bajón. Pero, ¿es esto un simple mito o hay algo de verdad en dicha creencia?
Pues lo cierto es que todo depende de qué tipo de alcohol se consuma. Es lo que se deduce de un estudio realizado por miembros del Public Health Wales NHS Trust, en Cardiff, Gales, para analizar los efectos emocionales que las distintas bebidas alcohólicas provocan en las personas.
Los investigadores recabaron la opinión de 30.000 personas de ambos sexos y de más de veinte países, a las que pedieron vincular cada variedad de alcohol con una serie de estados emocionales (sentirse sexy, estar relajado, entristecerse, experimentar alegría, volverse agresivo…). Y el resultado fue que las bebidas destiladas, especialmente la ginebra, el ron y el vodka, eran las que los voluntarios vinculaban de forma mayoritaria con los sentimientos negativos.
Un 80% de los participantes aseguró que estas bebidas les hacían sentirse tristes y abatidos. Algo que solo les sucedía a un 57% de los bebedores de vino, y a un 50% de los que consumían cerveza. Pero lo más llamativo es que un 30% confesó que las bebidas destiladas les provocaban sentimientos de agresividad, algo que solo ocurría en un 2,5% de quienes consumían bebidas alcohólicas fermentadas.
Hay que especificar que esos sentimientos de agresividad se daban más en los voluntarios de sexo masculino que en las mujeres. Y también en aquellas personas que consumían alcohol con más frecuencia.
Los autores del estudio quieren seguir investigando para tratar de averiguar como pueden influir otros factores (el lugar y la hora a la que se beba, la compañía en la que se esté…) en exacerbar o atenuar esos efectos emocionales.
Vicente Fernández López