Seguro que alguien te ha contado alguna vez que disfrutan corriendo porque les permite desconectar. E incluso puede que tú mismo te sientas así. Una reciente investigación realizada con ratones sugiere que en realidad puede existir una base científica para esta afirmación, ya que la actividad cerebral realmente disminuye cuando se está realizando una acción simple y repetitiva.

Estar despierto y dormido no son dos estados excluyentes y uniformes. A veces, el límite entre ambos puede ser algo difuso. Nuestro comportamiento normal, como la capacidad de reaccionar rápidamente a eventos inesperados, se deteriora a medida que permanecemos despiertos más allá de nuestro horario habitual de ir a la cama. Los investigadores no saben muy bien por qué, pero sugieren que puede ser debido a que partes de nuestro cerebro se van a dormir sin previo aviso, incluso cuando técnicamente estamos despiertos. Pero con la motivación adecuada, también podemos obligar a nuestro preciado órgano a permanecer despierto e incluso restaurar nuestro rendimiento de forma habitual.

El tiempo que necesitamos para dormir o permanecer despiertos depende en gran parte de nuestros genes, pero la evidencia sugiere que también se ven afectados por las actividades que realizamos mientras estamos despiertos. Estudios previos creen que el sueño no se inicia en todo el cerebro a la vez, sino en las redes locales de neuronas que más utilizamos cuando estamos despiertos.

Para probar esta teoría, recurrieron a ratones, a los que hicieron correr en una rueda bastantes kilómetros durante varias noches. Cuando los ratones corrían de esta forma, pasaban bastante más tiempo desiertos, como si su necesidad de sueño se acumulase a un ritmo más lento o algo lo invalidase. Para arrojar algo de luz sobre este misterioso proceso, los investigadores trataron de determinar lo que ocurría en sus cerebros cuando corrían de forma espontánea.

Para ello, registraron la actividad eléctrica de sus células nerviosas ubicadas en el neocórtex mientras corrían en dicha rueda. Por lo general, cuando un ratón (o un ser humano) está despierto y activo, sus neuronas se activaban rápidamente. Esto se debe a que el cerebro debe estar pendiente de varias cosas: vigilar el entorno, coordinar los movimientos y tomar decisiones de forma inmediata. Esta actividad requiere una gran cantidad de energía, más o menos un 20% de toda la que utiliza nuestro cuerpo.

Sorprendentemente, los investigadores observaron que cuando los ratones corrían a alta velocidad, algunas de sus neuronas dejaron de trabajar por completo. También disminuyó la actividad general del cerebro responsable de las áreas motoras y sensoriales en al menos un 30%. Paradójicamente, esto sugiere que, en general, el comportamiento físico activo y el movimiento intenso no requieren necesariamente un cerebro más activo.

Fuente: theconversation.com

Redacción QUO