Charles R. Jenkins ha muerto a los 77 años. Seguramente, a la gran mayoría su nombre no les diga nada, pero fue un personaje con una vida fascinante. La gran peripecia de este estadounidense comenzó en 1965, cuando fue destinado a una unidad militar de vigilancia en la zona desmilitarizada entre las dos Coreas. Fue entonces cuando recibió la notificación de que iba a ser destinado a Vietnam. La perspectiva de tener que ir a la guerra no le resultó nada alentadora y le empujó a tomar una decisión drástica: desertar. Y, así, durante una patrulla nocturna, Charles cruzó la frontera con Corea del Norte y se entregó al enemigo.
Su primera década de vida en el país asiático no fue precisamente placentera. Durante más de diez años, Charles vivió en una cabaña sin luz ni calefacción junto a otros tres desertores. Les obligaban a estudiar coreano siete horas diaria, y a leer continuamente los libros escritos por el líder supremo. Tampoco faltaban las torturas psicológicas, aunque Jenkins también reconoció que les daban bien de comer y que no les maltrataban físicamente, para que luciera bien en las imágenes propagandísticas con las que el régimen norcoreano quería demostrar que trataba bien a su prisioneros.
Su vida se volvió más cómoda a partir de 1978, cuando las autoridades le casaron forzosamente con una prisionera japonesa con la que llegó a tener dos hijos. Fue también entonces cuando comenzó su curiosa carrera como actor. El régimen empezó a producir varias películas propagandísticas para consumo interno, en las que los personajes de los villanos eran lógicamente estadounidenses. Y los únicos que podían interpretarlos en el país asiático eran lógicamente los desertores.
La primera película de Jenkins fue Unknow heros, en la que encarnaba a un diabólico empresario de la industria armamentística estadounidense, que promueve guerras para enriquecerse. Charles relató que le afeitaron la cabeza y le dieron varias capas de maquillaje para hacer más grotesco su aspecto físico. Luego, rodaría otras como The confrontation, un filme sobre la guerra entre Corea del Norte y Estados Unidos, en el que interpretaba al comandante del portaaviones USS Enterprise, que ordenaba bombardear a la población civil norcoreana.
Paradójicamente, aunque era el malo de todas las películas, su trabajo en dichos filmes le convirtieron en un personaje muy popular y querido entre la gente común de Corea del Norte. Pese a ello, Jenkins no acababa de sentirse a gusto y, en 2004, llevó a cabo su segunda deserción, escapando a Japón con su esposa y sus hijos.
Charles tuvo que enfrentarse entonces a los tribunales militares de Estados Unidos, que tenían pendiente juzgarle por deserción. Jenkins se declaró culpable, y fue condenado a una pena simbólica de treinta días de prisión, de los que finalmente solo cumplió veinte.
Vicente Fernández López