El color de los billetes estadounidenses es raro porque la mayoría del papel moneda que se usa en el mundo se imprime en otras gamas cromáticas, pero hay un motivo para que todos los dólares sean verdes. La decisión, que se remonta a 1861, fue pragmática. Se empleó una tinta vegetal con la que se obtenía un aspecto difícil de falsificar porque el verde oscurece mucho las fotografías en blanco y negro. El Gobierno mantuvo la decisión porque la tinta era barata y abundante, además de resistente, y, al final, se convirtió en una seña de identidad que inspira estabilidad.
Redacción QUO