Seguro que a todos nos ha pasado: cosas que siempre nos han gustado, con el paso del tiempo ya no producen el mismo placer. Es a causa de la rutina. Pero un experimento realizado por la Universidad de Chicago ha encontrado la solución. Los investigadores pidieron a un grupo de más de sesenta voluntarios que comieran palomitas de maíz. Pero la mitad de ellos tenía que hacerlo con la mano, y el resto usando palillos chinos.

Y los resultados revelaron que quienes habían usado los palillos aseguraban que las palomitas sabían mejor que otras veces. ¿A qué se debía esa sensación? Según los autores del estudio, al usar los palillos tenían que estar más pendientes de lo que hacían, y eso provocaba indirectamente que fueran más sensibles a su sabor.

Posteriormente repitieron el experimento haciendo que otros voluntarios bebieran agua. La mitad tenía que hacerlo en un vaso corriente de cristal, y el resto en una copa de martini. Nuevamente, los del segundo grupo aseguraban que el agua era más fresca y deliciosa.

Según los investigadores, estos pequeños trucos que suponen romper con una rutina, provocan que nuestra mente se centre más en lo que estamos haciendo y en las sensaciones que provoca, logrando que las palomitas de maíz vuelvan a sabernos casi tan bien como la primera vez que las comimos.

Fuente: ScienceDaily.

Vicente Fernández López