En 2015, una chica australiana -Anna Petridis- decidió darle una vuelta al batido común que servía dentro de su cafetería Patissez. Harta de decorarlos de forma sencilla, con nata y alguna guinda, pensó en cómo hacer que la gente deseara beber los batidos que preparaba. Y de la noche a la mañana se dio cuenta de cuál era la fórmula: ampliar los elementos que se colocaban encima del vaso del batido con dulces que combinasen con su sabor. Lo que comenzó como una prueba para ver cómo funcionaba en su local, se convirtió en tendencia y cada fin de semana, la gente hacía cola fuera del local para hacerse con una de estas monstruosidades culinarias. Ahora es la dueña de esta marca registrada y todo quien la use, debe pagarle por hacerlo.

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Pero, ¿cómo se monta un Freakshake en condiciones? La nata puede ser un elemento base, pero desde ese instante no existen límites: cookies, trozos de tarta, gominolas, algodón de azúcar, helado, bolas de chicle, brownies, muffins, dónuts… Aquí lo que menos importa es el sabor del propio batido en sí, sino todo lo que puedes llegar a poner encima. Una vez decorado se clava la pajita y ya es cuestión del cliente cómo acaba comiéndoselo (porque no tiene pinta de ser fácil).

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La ingesta de calorías es brutal, porque al final son como 3 o 4 postres en uno solo. Se podría decir, que a pesar de su atrayente presentación, es uno de los dulces más poco sanos que se ofrecen en el mercado. Aquí en España no es habitual verlos (tiempo al tiempo), pero en Asutralia, Reino Unido y Estados Unidos han estado danzando en los últimos dos años, pudiendo llegar a las 1.500 calorías: lo que equivale a 8 porciones de pizza mediana o 6 hamburguesas Big Mac. ¿Cómo te quedas?

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La mejor recomendación es que si caes en un restaurante como estos y te ves embelesado por sus increíbles decoraciones, mejor no vayas con mucho hambre, porque querrás ponerle de todo y pedir cuanto más mejor. Y os aseguramos que no es la mejor opción dentro de una dieta equilibrada… De hecho, supera prácticamente la mitad de la ingesta de calorías recomendadas en un día para un adulto medio.

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Así que si pedís uno, que sea más por la foto y el postureo en Internet (que es para lo que se hacen estas barbaridades gastronómicas). Aquí podéis ver más propuestas a lo largo del mundo.

Alberto Pascual García