Desde el año 27 adC hasta el 475 de nuestra era, el imperio romano tuvo 82 emperadores, de los cuales el 20% fueron asesinados. Por supuesto, esos magnicidios no se debieron a una sola causa. Pero, ahora, Cornelius Christian, un especialista en historia económica de la Brock University, en Canadá, ha publicado un nuevo estudio en el que apunta una nueva causa: la sequía.
Tal y como explica el experto, entre los años 235 y 285, fueron asesinados 14 de los 26 emperadores que reinaron en dicho período. Y el factor común a muchas de esas muertes fue que en el año anterior al magnicidio se había reducido la cantidad de lluvia. El historiador ha llegado a la conclusión de que un año de sequía podía suponer un aumento de un 11% en el riesgo del emperador de morir asesinado.
Y el motivo parece sencillo. La población romana dependía de la agricultura, y las legiones no eran una excepción. La falta de lluvias provocaba una disminución de las cosechas, y una sequía prolongada en las fronteras del imperio, dejaba a las tropas allí destinadas sin sustento y a merced de hambrunas, lo que aumentaba el riesgo de sangrientas revueltas y motines.
Fuente: IFL Science.
Vicente Fernández López
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